lunes, 11 de abril de 2011

El arte en cuestión


No suelo cuestionar como un automata, es decir, sólo por hacerlo. Me planteo preguntas como metas y descubro mi vida como el viaje hasta las respuestas. Algunos de esos periplos han resultado maravillosos y otros sólo han sido enredos que me regresan al punto de partida. Cuestionando, incluso la acción de cuestionar, me ha hecho entender que yuxtapongo las respuestas y construyo una realidad de 'n' dimensiones que me permite salir a la vida con plena seguridad. Pero sólo hasta que me nace una nueva pregunta y el ciclo comienza de nuevo hasta resanar ese hueco que quebranta mi paz. Al final, parece como si ya hubiese condicionado y supeditado mi vida al alcance de estas verdades. ¿Será entonces que necesito respuestas para vivir? O quizá, lo único realmente útil sea la respuesta a esta última e única interrogante. ¿Alguien tiene la respuesta?

martes, 25 de enero de 2011

Planchando sueños


Los sueños son difíciles de planchar. Justo al colgarlos en el armario te das cuenta que tienen ya cientos de arrugas. No queda otra opción que despertar de esa pesadilla.

jueves, 13 de enero de 2011

El Deseo


Hoy por la tarde, ya casi para oscurecer, encontré entre la hojarasca de aquel parque un frasco de cristal. Al tomarlo de inmediato reconocí el olor a cloroformo; este se volvió más intenso al destaparlo. Observé en su interior un trozo delicado de papel. Lo saqué con cuidado y al desenrrollarlo comencé su lectura. Tras reconocer un garabateo, unos tachones y rayones, encontré lo que serían los propósitos, deseos o sueños que alguien había escrito. Al principio me sacudí una ligera risa ante los disparates de aquellos deseos. Me parecieron infantiles, fantasiosos y hasta imposibles. Al darle otro vistazo, aquella risa se disolvió en el asombro. Reconocí uno de los garabatos como una de las figuras que yo dibujaba. Pero aún dudaba, pues había olvidado como era mi escritura en aquellos años. Finalmente, lo acepté. Aquella lista la había hecho yo, y vaya que habría que estar distraído o perdiendo las condiciones de humanidad, pues solo bastaba repasar todo lo que ahí estaba plasmado y compararlo con mi vida: todo coincidía, todo lo había deseado yo, incluso había escrito el deseo de encontrar está botella en este preciso momento, en este lugar y llorar de alegría.